miércoles, 21 de marzo de 2007

zaz! Nada...

Hoy me acorde de 'el, al darme cuenta de la vacuidad del sexo. De ese sentimiento que te inunda terminado un orgasmo, de esa orfandad posterior al placer mas primitivo. Hoy, creo que hasta llegué a extrañarlo un poco, porque quería saber si el, aquella vez sintió lo mismo. Si esa única vez juntos, sintió esa inmensa soledad que resuma del pecho al alcanzar el orgasmo. Si ese silencio, esa ausencia de toda palabra fue para el, lo mismo que para mi: La certeza dolorosa de que aun juntos siempre seguiríamos solos.

No tiene que ver con la persona, creo que eso ya tiene que ver con uno. Después de terminada la masturbada obligada a las semanas de máximo estrés, me quede así, tirada en la cama sin pensar en nada mas que no fuera el y la inmensa soledad del mar, ese azul que nos e termina nunca, ese espacio ilimitado solo palpable, en el momento que sigue a esa felicidad fugaz del onanismo mas puro.

Me pregunto, que hubiera pasado sin en lugar de ser solo una paja cualquiera, hubiera sido realmente sexo, sexo compartido, ¡que estafa mas grande!, ¡que sentimiento de culpa!, que frustración posterior… Ahora entiendo a los que fuman cigarrillos, a los que se quedan mudos, a las que abrazan su almohada, ahora entiendo a toda esa gente que se siente más sola terminado el sexo, que antes incluso de tenerlo. Esa frustración, de creer estar acompañada al menos por un momento y luego, zaz!, simplemente se termina todo y el sentimiento de vacío es aun mas grande, es enorme, casi, casi, insoportable…

Ya no me gusta el sexo con otros, ya no me interesa compartir nada. Hay tan poco que hablar cuando se termina, hay tampoco que pueda interesarme compartir. Cada persona que llega a mi vida lo catalogo en términos de un sexo probable, de que hablaremos posterior a hacerlo y de pronto…nada, me doy cuenta que nada, que no compartiría nada mas que silencio y esa sensación agobiante de haberle incrementado la soledad al otro…de no ser jamás suficiente.
Hace mucho que no tengo una relación formal y tampoco me interesa tener una, que se base solo en sexo. Ese sexo mecánico que cansa como montar bicicleta, que agota como 100 metros planos, que alucina como maniobra de circo…ese sexo que no se acompaña de palabra alguna que valga la pena, ni antes ni después. Ese tipo de relación que te la podría dar cualquiera y precisamente por eso, es tan desechable.

A veces pienso que me estoy volviendo egoísta, a veces siento que entiendo ese afán de los hombres de ser independientes, de tener sexo con una mujer solo en caso de necesitarlo, ese afán de no querer iniciar una relación formal para no lastimar a nadie durante esos espacios muertos en que no se desea hablar, ni acariciar, ni decir nada, solo quedarse abandono en una orilla del mundo, con ese olor a sexo entre las sábanas, pero en el mas completo silencio, así, desnudo, como si fueras el primer ser sobre la tierra, como si fueras, acaso, el último.

Hay una canción que habla de no salir a buscarte, porque tengo miedo de encontrarte. Hoy acabé con ese miedo, salí a la calle y tuve la sensación clara de que lo encontraría en una vereda y lo saludaría animosa…o tal vez triste, no lo sé, pero lo saludaría y le diría que necesito otra noche como aquella, aunque haya parecido la mas triste de mi vida, decirle, que durante todo este tiempo, tuve la curiosidad de saber si él había sentido tanto vacío como yo, cuando terminamos de hacerlo. Si fue tan mecánico para él, como lo fue para mí. Si no sintió, aquella noche juntos, como un fracaso de todo acercamiento posterior. Si no sintió entre ambos cuerpos, cuando terminamos de hacerlo, toda una diferencia geográfica, millas y millas de un mar inacabable, que jamas podríamos surcar con caricia alguna. Si no sintió como yo, culpa, ganas de arrancarse corriendo a casa, de vestirse rápido y largarse pronto, de taparse la cara, de meterse en el closet, de borrar ese momento de toda existencia.
Hoy tuve ganas de preguntarle tantas cosas, que solo él me podría responder, pero que probablemente jamás llegaría a hacerle, porque de esas cosas nos e hablan durante un café de viernes, porque de esas cosas intimas, entre dos seres extraños, ya no es necesario ni hablar, porque esa es solo, una curiosidad de mujer, una curiosidad tan humana, que a veces me invade como una pesadilla.

Hoy terminé de tocarme y me sentí serena de estar sola en casa, de que no haya incluido a nadie más en ese ejercicio evasivo a toda realidad problemática. De que solo hayamos sido yo y mi deseo y nadie mas de por medio, esperando que a que salte pronto de la cama y se vaya y se largue y no me diga que la paso bien, ni que finja un cariñito que ya ni viene al caso, simplemente que me deje sola, con mi insomnio, con mis fantasías de conocer a alguien que si valga la pena, que si de amor, terminado el sexo, durante y si es posible todas las horas antes. Que me deje en paz, porque seré mujer, pero a veces no quiero que me abracen, ni que me toquen, ni que me hagan arrurú mi nena, porque a veces yo soy tan egoísta como todos y solo quiero sexo sin palabras, aunque luego duela. Duela esa soledad y ese abandono de terminado todo esfuerzo físico. Por eso cuando me masturbo, me queda la satisfacción de no hacerle daño a nadie y de que nadie me hace daño, aunque se sienta extraño, raro, aunque huela a inhumano.

Y hoy me sentí tranquila, por estar sola y sin culpas, pero también melancólica. Porque inmediatamente después de ese esfuerzo mecánico, de dolor, placer y calentura, pensé en él y en todo ese vacío incontrastable, en toda esa soledad en la que se queda sumergida una, terminado el sexo. En ese vacío que tenían sus ojos mirando los míos, en esas millas y millas de mar oscuro que nos separarían siempre. En toda esa vacuidad.
Porque así es, cuando es solo sexo, soledad inmensa, mente en blanco, piel que no alcanza a ser arropada, alma que se queda desnuda, palabras que se quedan a medias. Simplemente vacío, un inmenso e ilimitado vacío que es mejor no hacérselo saber a nadie.

4 comentarios:

David dijo...

yo me siento igual que tu...

Maik Pimienta dijo...

Y qué hay de nosotros si no queremos querer, dime. Cómo es la vida, lo pregunto. Parece que es la derrota la que nos hace aprender, es injusto que así sea. Te habla un derrotado que no quiere, tampoco, querer más.

caminante dijo...

Te entiendo, sé de que hablas. El onanismo es un acto de legítima defensa, no sé muy bien el miedo a desnudarnos y posiblemente esa falta de sinceridad sea la que nos robe la magia y la positividad. yo por mi parte (tengo pareja) sigo masturbandome. Algún dia hablaré con ella y posiblemente me confiese que tambien se masturba.

TINTA DEL CORAZON dijo...

Es un acto de amor propio que a menudo manejamos los solitarios.....